El 28 de junio, en la rueda de información de la XXVIII Conferencia sobre Patrimonio Mundial, el Presidente de ésta Zhang Xinsheng reveló que en las sesiones se discutirá sobre el estado de 121 enclaves del patrimonio mundial bajo protección y se examinará la lista de los que se encuentran en peligro. Entre dichos 121 enclaves se incluyen cuatro en China: los jardines clásicos de la ciudad de Suzhou, la monta?a Wudang en la provincia de Hubei, el Palacio Potala en Lhasa, el Tíbet, y el Palacio Imperial en Beijing.
Un alto funcionario de la conferencia manifestó que las deliberaciones sobre la protección son una advertencia oral. “Si no hay mejoras en un periodo determinado, se discutirá a través de cierto procedimiento si es necesario incluir el enclave en cuestión en la lista de enclaves en peligro”, y transcurrido un periodo de tiempo, quizá se le quite el título “patrimonio mundial”.
Los enclaves no son “vitalicios”
Un funcionario chino indicó que solicitar enclave es una forma de proteger la herencia cultural de la humanidad. Sin embargo, los gobiernos locales deben notar que los enclaves han dejado de ser “vitalicios”, y que por eso no pueden dormir a pierna suelta una vez que las solicitudes de enclave han tenido éxito. La UNESCO ha puesto en marcha la “l(fā)ista negra” de los enclaves precarios adjunta a la Nomenclatura del Patrimonio Mundial. Si algún enclave ha estado un tiempo en la lista, probablemente se le despoje del título de “patrimonio mundial”. Hasta ahora han pasado a la “l(fā)ista negra” 35 enclaves, entre ellos las dos estatuas colosales de Buda en Bamián, Afganistán, los templos con galerías de relieves y frescos en Angkor, Camboya, y la parte vieja de Jerusalén.
Aunque los gobiernos locales solicitan enclaves debido en parte al deseo de promover la economía de sus localidades, opinan algunos expertos, su esfuerzo no debe ser una mera conducta económica. Y una vez aprobadas las solicitudes, la protección y la supervisión de los enclaves, así como la búsqueda de un punto de equilibrio entre el mercado y la cultura, resultan ser una tarea todavía más ardua.
Controversia sobre cuatro enclaves en China
Entre los cuatro enclaves en China sometidos a la discusión, según se enteró, el problema de Suzhou se originó del intento del Museo de Suzhou por tener una sede nueva. Este museo, cuya colección asciende a 17 mil reliquias, está domiciliado en la Mansión del Príncipe Zhong (Li Xiucheng por apellido y nombre) del Reino Celestial Taiping (1853-1864). Teniendo en cuenta que estos edificios de la dinastía Qing (1644-1911) y sus instalaciones ya no suplen la necesidad de proteger y exhibir las reliquias, el departamento pertinente decidió construir un museo nuevo y lo incluyó en las obras distintivas de fomento cultural de la ciudad para el periodo 2001-2005. Conforme al plan, el dise?o del nuevo museo corre a cargo de Bei Yiming, arquitecto de talla mundial y ciudadano americano de origen chino. Pero la sede elegida posiblemente afecte a la parte oeste del Zhuozhengyuan (Jardín del Administrador Humilde, enclave cultural del patrimonio mundial) y a la Mansión del Príncipe Zhong. De ahí ha surgido la controversia.
Además, en la conferencia se discutirá, según lo acordado, sobre el incendio del Templo taoísta Yuzhen de la monta?a Wudan en Hubei y la remodelación del área periférica del Palacio Imperial en Beijing.
Discusiones mediante la supervisión
Un experto en patrimonio mundial revela que hasta ahora hay 754 enclaves de este patrimonio en 125 países, y que se deliberará sobre 121 enclaves.
El experto a?adió: “Las discusiones sobre la protección de los enclaves se desarrollan principalmente a través del trabajo de supervisión, incluyendo la supervisión sistemática y la supervisión para la reacción”. Para la supervisión sistemática se exige que los países signatarios de la convención presenten informes al Comité de Patrimonio Mundial cada seis a?os para explicar con detalle el estado de los enclaves bajo protección localizados en ellos. Y la supervisión para la reacción es una supervisión pasiva para los países signatarios, y corre a cargo del Centro de Patrimonio Mundial y otras entidades de la UNESCO, incluyendo la Oficina de Patrimonio Cultural Material y sus asesores. Partiendo de lo enterado, ellos hacen inspecciones y evaluaciones del estado de ciertos enclaves bajo protección y presentan informes al Comité de Patrimonio Mundial, y después este Comité reacciona de manera correspondiente.
Los expertos en la materia dicen que las interpretaciones de esta índole son distintas a las advertencias sobre el estado de peligro, y que caben dentro de la supervisión y la respuesta normales.
(05/07/2004, CIIC)
